Amor platónico
15/12/2015
Hoy vengo a hacer el amor
Alguien tiene que hacer algo más
Que escucharme hoy,
Alguien dispuesta y no lo aparente,
Hoy vengo seguramente de imprevisto a hacerle el amor a alguien
Tengo por cómplices y autores intelectuales:
A la luna, las estrellas, el viento y el silencio
Vine a hacer el amor
Entre el clamor silencioso que me rodea y me es ajeno
Lo doy por hecho
Un tiro al piso seguro
Un escupitajo de chimó
Hoy vengo dispuesto a todo
Vengo a causar escalofríos
A provocar excitación sin tacto
Hoy vengo todo dispuesto
Tengo tiempo preparándolo todo
He canalizado y controlado mi impulso animal
Pero sólo hoy,
Mañana vuelvo a ser, lo mismo
Vengo a amar a alguien
Pero no a cualquiera
Sino, una dispuesta
A lo distante e indirecto
Al abrazo de la naturaleza
A la caricia de mi letra
Hoy vengo contra mí
Y para ella,
Alguien que me acepte sin reparos
Estoy dispuesto a sacrificar mi presencia
Con la naturaleza si es preciso
Para no ofenderla
Hoy vengo dispuesto a amar
Presto a incitar risas
Que disimulen mi clamor
Hoy estoy como les digo: Listo
Pero no tengo apuro
Faltan muchos rivales antes y después que yo
Fuertes, directos y atentos poetas
Todo es propicio
Que se apure el ocio
Que se apuren los poetas
Que lo haga el viento
Que pase lenta la noche que lo controla todo
Hoy vengo a eso
A satisfacer la necesidad natural,
Aunque no la pida y sólo yo la aclame
Estoy dispuesto a correr el riesgo,
A estrellarme mejor que un 747,
O volverme un planeador
Hoy le ligo al amor
Pero ella no lo sabe
Usaré palabras sencillas y no rebuscadas
Trataré de ser original
Aunque el chino me delate
Hoy vengo a hacer el amor
No me canso de repetirlo
El tiempo es propicio
Y estoy de acuerdo
Sólo falta ella
Hoy es el día o la noche
La buscaré quizás entre el amor ajeno, el celo y la confianza
Entre los que seguro destacaré
Sólo voy a separar de mí, aunque sólo hoy,
Triunfos y alegrías
De fracasos y tristezas
Voy a hacer el amor
Voy a hacer infiel nuevamente
Pero esta vez a bocajarro
La elegida debe mirarme fijamente,
Como una Barbie:
Incólume, indiferente, tensa
Por mi magnetismo
Hoy vengo a eso
A magnetizar el encuentro con el amor ajeno
Uno platónico y veloz
Uno para compartir momentáneos triunfos
E ignorar largos fracasos
Uno donde hable de incontables conquistas
Y no lo aparente ni experimente
Hoy vengo a hacer el amor
Y luego tal vez verla caminar
Haciendo camino
Hazme el amor de lejos
Uno desinteresado y raro
Con intermediarios naturales
Uno que sólo yo entienda
Uno que haya soñado
Hazme el amor de lejos
Que las miradas lo atestigüen
Aunque se contradigan
Hazme el amor jeva aunque no seas consciente
Sólo robaré tu atención
Será suficiente
Denme un trago
Para ahogar mis equívocos vitales
Hoy estoy dispuesto a remediarlos
Pero sólo hoy, mañana es tarde
Como siempre
En poco tiempo
La mañana del martes 23 de septiembre del 98 sucedieron los hechos que narraré a continuación y que infortunadamente han reincidido: Vivo con mi esposa y mi hijo en una casa del siglo XIX colmada de inolvidables recuerdos que datan de la época de mis tatarabuelos quienes la construyeron con mucho esfuerzo pensando en su familia, está ubicada un pueblo que se encuentra en Venezuela, tales hechos cambiaron rotundamente la armonía del hogar en el que Llevo conviviendo con mi esposa los últimos cinco años, subrayo que ella siempre ha sido firme en su conducta pero paulatinamente aceptó los hechos con resignación no obstante ha sido una buena compañera a la que jamás le he escuchado queja alguna por vivir conmigo, yo en absoluto la tengo de ella pero todavía me cuesta aceptar la situación. Ocurre que ese 23 al levantarme tarde como de costumbre luego de obtener una jubilación poco menos que devaluada, sentí que algo había cambiado, algo que pareció en principio inexplicable y nada bueno, todo el entorno me pareció sumamente alterado: la primera impresión que tuve fue captar el rápido movimiento de mi esposa cada vez que intentaba acomodarse estando dormida, también me llamó la atención el reloj de pared -obsequio de mi madre- cuyo minutero avanzaba más rápido que el segundero de mi reloj, otra más sorprendente fue el desarrollo de las plantas de jengibre y cúrcuma que tengo en el balcón, parecido en velocidad al de las películas mudas, lo que le lleva meses incluso años a la naturaleza lo apreciaba en apenas minutos o segundos. Es algo insólito ver que todo va y viene sin control y sin una palanca o interruptor que pueda disminuir o detener aquello; hasta apreciar la noche o el día es impreciso y por ende conciliar el sueño, a pesar de eso vi la necesidad de despertarla y alertarla pero no pareció asombrarle la noticia, al contrario, lo tomó con calma arguyendo que no quiso despertarme cuando muy entrada la noche en cadena de radio y televisión, alguien había ordenado adelantar el tiempo a partir del alba sin dar explicación, decretando que desde ese momento un mes se reduciría únicamente a cuatro días. Debo confesar que entiendo los cambios de hora por aprovechamiento energético y hasta político, incluso he sido testigo de indiscreciones públicas e injusticias, pero jamás imaginé hasta dónde alcanzaban los poderes de alguien; por momentos cerré los ojos quedándome inmóvil después de escuchar atentamente la explicación, para así poder pensar rápidamente porque era la única manera “apropiada” de hacerlo. Alguien de alguna manera ha logrado que todo termine rápidamente: la necesidad de empleo, el sueño placentero, las comidas, las medicinas, las empresas, la capacidad de asombro, ya nada se considera embarazoso porque la genial idea permite que apreciemos sólo la escasez ya que es la que prevalece, dejando una sensación de vacío, tristeza y desconcierto. Sólo una mente aviesa y de otro mundo pudo concebir algo tan asombroso, lograr que un mes sea posible en tan corto tiempo o que sólo cuarenta y ocho días se necesiten para que transcurra un año, quién lo imaginaria, por donde quiera que se mire sería algo inconcebible en cualquier época y país exceptuando el nuestro por supuesto. Pero no todo queda allí, hay más dentro de todo esto.
La casa que habitamos es espaciosa y fácilmente se pueden acomodar diez personas, por ello su mantenimiento sería algo complejo de no contar con nuestro esfuerzo y es que a pesar de ello ninguno desea que alguien ajeno se encargue de la limpieza o de preparar la comida ya que compartimos todo con gusto, pero desde ese día al no poder conciliar el sueño nuestras labores han mermado. Mi hijo es indiferente a todo lo que sucede, es un niño como cualquier otro salvo que prefiere leer a jugar, no aspira sino a ser niño, es lo que dice sin titubear cuando se le pregunta.
Una tarde contemplé el refrigerador desde la silla del comedor y sin duda la mayoría del tiempo estaba vacío, no importaba la velocidad ni las veces que intentáramos introducirle artículos, siempre permanecía igual. Y si es de los cumpleaños ni hablar, han resultado ser monótonos, las tortas ya no nos entusiasman además de volverse costosas y difíciles de hacer por desaparecer los ingredientes básicos, los únicos contentos son mi perseverante hijo con sus cada vez más exigentes solicitudes bibliográficas y claro ese alguien, que con su maravillosa idea nos ha hecho el favor.
Espejos opuestos
(..) hoy, al cabo de tantos y perplejos años de errar bajo la varia luna, me pregunto qué azar de la fortuna hizo que yo temiera los espejos.
Jorge Luis Borges (1899-1986)
“Los espejos”-fragmento-
A mi hija.
La dama contempló sin vanidad su insondable reflejo, había llegado al punto de no retorno, la experiencia enseñó que cada paso debía ser asimilado para evitar decepciones o recaer. Tomar decisiones a priori significó pagar un alto precio, otro camino, otra decepción. Cansada de arrepentirse anheló encontrar algo viable que no lastimara ni la hiciera perder tiempo. No todo está escrito, ansió colmar su vida de provecho, de algo con dirección y sentido, disímil. Miró en su reflejo lo infinito a través del opuesto, la paradoja de la vida, llena de formas efímeras, fieles e inolvidables. Contempló en lo infinito los días del tiempo, repitiendo errores con resignación pero con la ventaja de corregirlos, porque suyo el origen, suya la decisión, suyo el último reflejo, suyo alguna vez el tiempo que al final reclamó su espacio: Ausencia.
La Beatriz 2017